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ãÔÇåÏÉ ÇáäÓÎÉ ßÇãáÉ : Cr?nicas teutonas: De los sue?os de Mozart a las expectativas de Lamine


Reem
06-11-2024, 04:52 PM
Soy de esos que recuerdan lo que sue?a. Y no es algo que me entusiasme especialmente porque en alg?n lado le? que las personas que recuerdan los sue?os lo hacen porque su cerebro est? m?s atento a los est?mulos externos mientras duerme. Y son los que tienen el sue?o m?s ligero y se despiertan m?s veces en la noche quienes recuerdan con mayor facilidad los sue?os. Wolfang Amadeus Mozart ten?a un sue?o (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/mozart-precursor-fenomeno-fan-103650049)recurrente: so?aba que recordaba los sue?os. Nunca lleg? a saber a ciencia cierta si era un anhelo o por el contrario si hab?a so?ado eso. Nunca lleg? a recordar realmente qué so?aba, pero s? que hab?a so?ado que lo recordaba. Envuelto en ese bucle lleg? en 1766 a Donaueschinguen, pueblo en el que se concentra estos d?as la selecci?n de Luis de la Fuente. Se aloj? doce d?as en el principesco palacio de Fürstenberg, donde estudi? la obra de un Bach al que hab?a conocido meses antes en Londres. Para entonces, con diez a?os, llevaba meses viajando con su padre Leopoldo por Par?s, Londres, M?nich o Z?rich exhibiendo su prodigioso talento musical. Amadeus vivi? atormentado por cumplir las enormes expectativas que su padre hab?a depositado en él.

Aplastado por las expectativas

No hay nada peor que vivir condenado por tus propias expectativas. Espa?a lo sabe bien porque lo hizo durante a?os despertando recurrentemente de la pesadilla en cuartos de final. Ahora todos la respetan, pero Espa?a no es favorita en esta Eurocopa y eso es una bendici?n. “Bienaventurado quien nada espera, porque nunca ser? defraudado”. Siempre que me calzo las zapas y salgo a correr por la ma?ana con mi cabeza a la deriva, imagino la vida de quienes me cruzo o la historia de las calles por las que transito. Estos d?as dejo volar mi imaginaci?n pensando en c?mo fueron aquellos doce d?as de Amadeus en Donaueschinguen. A diferencia de él, a Lamine Yamal, otro joven sin duda prodigioso, todos le protegen para evitar que sea aplastado por sus expectativas. En realidad no por las suyas, por las de los dem?s. Porque el chico se limita a jugar a la pelota con una sonrisa colgada de la boca mientras el resto pronuncia verbos poco l?dicos como “competir” o “desequilibrar”.

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Con toda la naturalidad del mundo Lamine se ha refugiado en la adolescente amistad que est? tejiendo con Nico Williams, otro chico que desoye las palabras gruesas y se limita a divertirse con la pelota en los pies. Se les ve juntos entrenar, comer, pasear, cuchichear, bromear… Rodri los vigila desde la distancia y escuchan a un Navas que ti?e de ese azul de sus ojos una letan?a que repite cada vez que le vuelven a preguntar: “Venga Jes?s, cuéntanos aquel gol en Sud?frica”. Y Jesusito repite entusiasmado la jugada que marcar? su carrera y su vida, un lance que comenz? sin ninguna expectativa, que pudo arruinarse en un par de ocasiones por el camino, y que finalmente termin? con Iniesta de mi vida descosiendo las redes de la porter?a de Stekenlenburg.

Donaueschingen aparece en una novela (‘Doctor Faustus’) que Thomas Mann escribi? en 1947. Este pueblo de nombre antip?tico esconde en su interior un secreto: Donau es el nombre en alem?n del Danubio, que nace ce los alrededores del pueblo. Un para?so geol?gico que esconde un lugar parad?jico, porque pasando todo lo que pasa, en realidad “aqu? nunca pasa nada”. Me lo confesaba resignada Heidi, la camarera de un local al que me entré hipnotizado por el olor de su café. Al menos, pienso, puede huir a Par?s, que est? a cuatro horas por carretera, o a la burocr?tica Estrasburgo, apenas a una hora. Trotando por aqu? no he podido evitar acordarme de Cicely, el Macondo de ‘Doctor en Alaska’, (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/doctor-alaska-ultima-gran-serie-14364725) la serie antes de las series. El infierno particular del doctor Fleischman y al tiempo el para?so de Maggie O’Connell.

Mi personaje favorito, Chris Stevens, un recluso reconvertido en locutor de radio que se sacaba el t?tulo de sacerdote por fasc?culos en la revista ‘Rolling Stone’, se preguntaba: "?Cu?l es el sonido de una mano que aplaude? Yo opino que ninguno. Si no hay dos manos, no hay aplauso. Es muy simple. Estrellas, galaxias, aplausos. ?Qué quiere decir? Quiere decir que todos necesitamos a alguien. Seas una constelaci?n o un prot?n, un Yin o un Yan, todos relacionados con todos. Como Romeo y Julieta, el pescado y las patatas, Tommy y Jerry, Gilbert y Sullivan, Matt y Jeff, Land y Fontaine, Epi y Blas, Wilbur y Orville, caballos y vaqueros, reyes y coronas, Bogart y Bacall, Marco Antonio y Cleopatra”. Entonces me asalta la imagen de Lamine junto a Nico y mientras me recrimin? a m? mismo las expectativas que he depositado en ellos me cruzo, en mi carrera por la Selva Negra, con un cr?o de apenas diez a?os con una camiseta de Yamal. De repente me asalta una duda: ?Esto lo hab?a so?ado o es algo que me est? pasando en realidad?”. Dicen que la vida es lo que pasa entre que recuerdas un sue?o y otro. ?Recordar? Lamine lo que sue?a? ?Y Nico? Mozart muri? sin saberlo en realidad.*



ÃßËÑ... (https://www.sport.es/es/noticias/seleccion/cronicas-teutonas-suenos-mozart-lamine-yamal-eurocopa-103650039)

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