“Nos acaban de echar de este negocio por llevar un abanico con una bandera arcoiris. Desgraciadamente siguen pasando estas cosas”. La denuncia la realizaba un comensal de un restaurante marroqu? en la calle La Nau de Valencia –Ciutat Vella– y no ha tardado en viralizarse.

F?tima, la due?a del local, explica que los hechos ocurrieron ayer s?bado a la hora de comer y confirma el enfrentamiento. “Vinieron cuatro personas y colocaron sus abanicos con la bandera arcoiris tapando mis manteles. En nuestro restaurante no queremos esos s?mbolos”, se?ala esta marroqu? de 58 a?os, con 17 a?os de trayectoria en la popular casa de comidas ?rabes.

“Yo les dije con todo el respeto, por favor, quitad los abanicos”, contin?a relatando F?tima. “Aqu? tampoco servimos alcohol ni cerdo. Nosotros somos musulmanes practicantes, les damos la bienvenida a mi casa para ofrecerles una experiencia gastron?mica tradicional, pero en ese momento hab?a familias marroqu?es y argelinas al lado, personas conservadoras y mujeres con velo”, cuenta.

De este modo, tras exigir que retiraran los abanicos con los coloresLGTBIQ+, los clientes y la hostelera se enzarzaron brevemente en un debate de ideas que termin? de fijar la posici?n de unos y otros. Los comensales amenazaron con puntuar mal el negocio en Google, y a ella le dio igual porque tiene otras prioridades: “Es como si vienen con una botella de alcohol cada uno en la mano y se la beben en mi mesa. Para m? esa bandera es incluso peor. Me pone nerviosa y no me permite trabajar. Es una agresi?n moral”, afirma.

Ahondando en su postura, la gerente del local de comida marroqu? y libanesa se?ala que ella es religiosa y cree en la familia tradicional y en el nacimiento de ni?os en el seno de dicha familia, un razonamiento que termin? por tensar el ambiente en un restaurante lleno de gente. “Yo tengo el derecho a elegir a mi clientela. Aqu? viene mucha gente de la comunidad LGTBI, pero se sientan, les pongo la comida, comen, nos despedimos amablemente y cada uno a su mundo”, dice F?tima sobre una pol?tica de respeto siempre que no se exhiban s?mbolos, o al menos los no alineados a sus convicciones.

“Cada uno que ponga la bandera en el balc?n de su casa”, insiste. “Si Espa?a dice que tenemos que colocar la bandera arcoiris entonces tendré que tomar la decisi?n de seguir trabajando o bajar la persiana. Y si el Estado me impone servir alcohol, cerraré enseguida”, termina de argumentar la mujer.

En su favor también ha hablado un artista de la zona que prefiere no dar su nombre pero s? su opini?n: “F?tima es una mujer tolerante, simplemente no quiere que se haga apolog?a de nada. Yo no he colocado mis cuadros en su local porque lo quiere aséptico”, asegura. En su contra habla un movimiento LGTBIQ+ que observa preocupado c?mo la diversidad sexual sigue siendo demonizada a muchos niveles, de lo particular a lo institucional.



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