Hace falta un talento especial para mantener la atenci?n de un auditorio formado por casi 350 j?venes de entre 15 y 17 a?os durante una hora y media. El estadounidense Patrick Radden Keefe tiene ese talento. Referente del periodismo de investigaci?n contempor?neo, Radden ya hab?a demostrado sobradamente con sus libros que sabe c?mo contar una historia de manera prolija y rigurosa sin que el interés del lector decaiga en ning?n momento. Pero hacer que un grupo tan numeroso de estudiantes de secundaria permanezcan enganchados a una larga conversaci?n sobre “el periodismo y los confines de la verdad” parec?a un desaf?o de naturaleza mayor. Pues bien, reto superado. Y con alt?sima nota, como prueban los sonoros y espont?neos aplausos que el hombre recibi? al final del acto.

Autor de obras de no ficci?n tan celebradas como ‘No digas nada’, sobre el conflicto de Irlanda del Norte, y ‘El imperio del dolor’, retrato de la dinast?a familiar y farmacéutica que cre? el medicamento que desencaden? la epidemia de opioides en Estados Unidos -ambas publicadas por Reservoir Books (en castellano) y Periscopi (en catal?n)-, Radden Keefe es el primer invitado del nuevo programa de residencias internacionales que el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) ha puesto en marcha coincidiendo con el 30 aniversario de la instituci?n. En su condici?n de ‘Residente CCCB’, el periodista norteamericano pasar? los pr?ximos dos meses en la ciudad y, entre otras actividades, coordinar? un ciclo de conferencias en torno al deterioro de la esfera informativa y de la propia idea de verdad, “que se ha convertido -dijo- en algo muy fr?gil”.

Un p?blico dif?cil

Pero el primer encargo con que el tuvo que lidiar nada m?s poner los pies en Barcelona consisti? en perorar sobre su oficio ante m?s de 300 estudiantes de secundaria en el Hall del CCCB. Que el p?blico no iba a ser f?cil qued? claro ya de inicio, cuando el soci?logo Miquel Missé, encargado de conducir la charla, pidi? que levantaran la mano todos aquellos que siguen regularmante alguna publicaci?n, en papel o digital, con el prop?sito de estar informados. Se levantaron cinco manos y una de ellas pertenec?a a Patrick Radden Keefe. Cuando Missé repiti? el experimento preguntando esta vez si alguno de los presentes hab?a pensado en dedicarse al periodismo, las manos fueron a?n menos.

Radden recondujo con habilidad la situaci?n al apuntar que, pese a haber sentido la llamada del periodismo desde que a los 16 a?os encontr? un ejemplar de la revista ‘The New Yorker’ en la biblioteca de la escuela, él mismo tuvo muchas dudas respecto a su vocaci?n y, de hecho, acab? estudiando Derecho (“me pareci? extremadamente aburrido”). Y, aun as?, acab? viendo cumplido su deseo de vivir de explicar historias y de hacerlo, adem?s, en la misma publicaci?n que hab?a alimentado sus anhelos juveniles (es redactor de ‘The New Yorker’ desde 2006).

El lado oscuro

El ?ltimo libro de Radden Keefe que ha visto la luz entre nosotros se llama ‘Maleantes’ (‘Canalles’, en catal?n), lleva el elocuente subt?tulo de ‘Historias reales de estafadores, asesinos, rebeldes e impostores’ y es una antolog?a de reportajes sobre personajes que han demostrado tener cierta inclinaci?n hacia el lado oscuro, por decirlo de alguna manera. No es un mal material para despertar la curiosidad de unos adolescentes, as? que, después de asegurar que no le interesan tanto los psic?patas como “las personas que hacen cosas malas por una serie de razones complicadas y luego buscan el modo de justificarse”, el periodista se lanz? a explicar historias relacionadas con su trabajo en algunos de estos casos.

Hilarante e inquietante a partes iguales fue una anécdota que refiri? al hablar de los contactos que mantuvo con el entorno del poderoso narcotraficante mexicano Joaqu?n Guzm?n, alias ‘El Chapo’ (quien, por cierto, le hizo llegar una propuesta para escribir sus memorias). “Un d?a acompa?é a mi hijo de seis a?os a clase de k?rate y me llevé a mi otro hijo, que entonces ten?a cuatro. Para que este se entretuviera, le dejé mi m?vil y él le iba enviando emoticonos a su madre. De repente, o? un ruido extra?o, miré el m?vil y vi que mi hijo hab?a activado sin querer el FaceTime y en la pantalla aparec?a la cara del lugarteniente de un capo de la droga. No sé qué debi? de pensar el t?o del c?rtel cuando recibi? la llamada y, al contestar, se encontr? con un ni?o de cuatro a?os en primer plano y, de fondo, otros ni?os vestidos de karatekas gritando “?iiiiaaaaa!” El caso es que apagué el teléfono r?pido y, en cuento pude, le envié un mensaje al tipo excus?ndome y explicando lo que hab?a pasado. Su respuesta fue: “Un ni?o guapo””.

Los peligros del reporterismo

Se dir?a que relatos como ese no solo captaron la atenci?n del joven p?blico sino que excitaron su imaginaci?n. Por eso, cuando lleg? el turno de preguntas, fueron varios los asistentes que interrogaron a Radden Keefe sobre las situaciones en las que, en el desempe?o de su trabajo, ha sentido m?s miedo y sobre las amenazas que ha recibido. El periodista subray? que los riesgos que corre no son comparables a los que afronta un corresponsal de guerra -“ese s? es un trabajo heroico”- y a?adi? que disponer de un pasaporte estadounidense le brinda una protecci?n que los reporteros de investigaci?n de otros pa?ses no tienen. Aun as?, admiti? que cuando estaba con la historia de la familia Sackler (para ‘El imperio del dolor’), alguien envi? a un investigador privado a vigilar su casa y que han sido varias las empresas que han amenazado con demandarle. “Al final nunca ha ocurrido, porque si no quieres publicidad sobre tus asuntos, demandar a alguien es la peor idea del mundo”, a?adi?.

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Patrick Radden Keefe, en el CCCB.
EFE
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Una de las ventajas de especializarse en el lado “tenebroso” (por utilizar la expresi?n empleada por uno de los estudiantes) del comportamiento humano, es que a Radden Keefe no se le acaban las historias. En agosto, Reservoir Books y Periscopi recuperar?n ‘Cabeza de serpiente’, un libro de 2009 en torno a una abuela que dirig?a un pr?spero negocio de tr?fico de personas desde una tienda de fideos del barrio chino de Nueva York, y, entretanto, el periodista est? trabajando en una investigaci?n sobre la muerte en Londres, en 2019, de un joven que se hac?a pasar por el hijo de un oligarca ruso. “Como punto de partida, lo que me interesa de una historia as? es entender las razones del personaje. ?Qué lleva a un chico de 19 a?os a impostar una vida de lujo y riqueza hasta el punto de relacionarse con gente muy peligrosa?”.

Si el 'leit motiv' de la residencia de Radden Keefe en el CCCB es la defensa del periodismo frente a las maniobras para falsear la realidad, la ?ltima pregunta brind? un cierre perfecto al acto inaugural. “Cuando entrevistas a alguien, ?c?mo sabes si te dice la verdad?”. “Por principio, hay que dudar de todo y cotejar todas las versiones y los datos -respondi?-. Por eso, en periodismo hay una m?xima que reza: “Si tu madre te dice que te quiere, verif?calo””.



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