De esperanza y dolor ha armado Pablo Benegas su Memoria, el libro que hurga en la herida m?s profunda que jam?s ha sufrido. Como si de una canci?n de La Oreja de Van Gogh se tratase, el guitarrista narra la infancia que tanto ha condicionado su presente: hijo del hist?rico socialista vasco Txiki Benegas, relata el miedo que paraliz? San Sebastian durante los 80. En general y en particular, pues su caso no es el ?nico que quebr? el Pa?s Vasco. En pleno terror, la banda surgi? como una v?a de escape que, 25 a?os después, sigue dando luz a una reconciliaci?n no terminada. Quién sabe si gestos como éste puedan terminar de consolidarla.

Le dedica el libro a sus hijos Mar?a, Pablo, Luc?a y Carla. Es, posiblemente, la primera generaci?n nacida sin el terrorismo de ETA al frente.

Nosotros somos los padres y, como tal, tenemos la responsabilidad de contarles lo que pas? para que no vuelva a suceder. Es importante que entiendan que all? donde hoy hacen vida normal antes se asesinaba por pensar diferente. Mucha gente se jug? la vida para que ellos disfrutaran de los derechos y libertad que ahora tienen.

?La sociedad vasca ya se ha perdonado?

Hay una parte de ella que tiene la compleja tarea de contar que destrozaron la vida de muchas personas por nada. Es un proceso complicado que precisa sus tiempos. El odio fue el origen de todo. Y sigue ah?, no se evapora. ?Por qué el perd?n es posible? Porque la gran mayor?a de los vascos no odi? y tiene la generosidad de reinsertarles. En ellos estamos.

La carta, Promesas de primaveraSirenas… El grupo ha escrito numerosas canciones sobre ETA a lo largo del tiempo. ?Alguna vez os rechazaron alguna?

Nunca. Adem?s, si no es un single, la repercusi?n tampoco es tan grande. A?n con eso, todo lo contrario.

Hay partidos que, ?ltimamente, no paran de revivir a ETA como reproche pol?tico. ?Qué le parece?

Es desolador y descorazonador. La gente que dice ‘Que te vote Txapote’ no es consciente del dolor que est? causando. Ya est? bien de frivolizar con el tema.

?Por qué el perd?n es posible? Porque la gran mayor?a de los vascos no odi? y tiene la generosidad de reinsertarles

Ser tan claro en sus mensajes, ?tuvo represalias?

Todo lo contrario. Siempre hemos intentado no caer en el oportunismo y ser sensibles con las v?ctimas. De hecho, s?lo respiramos aliviados cuando las asociaciones nos daban su visto bueno. Era s?per gratificante.

P. ?Qué ha aportado La Oreja de Van Gogh en la lucha contra el terrorismo?

No creo que debamos adjudicarnos nada. Simplemente, nuestra m?sica ha contado que pod?as coger un bus o enamorarte en un clima muy duro. Una mirada que compens?bamos con salir a la calle para condenar los atentados. Nuestras canciones eran un grito de esperanza hacia otro lugar.

La banda fue un elemento clave en el acercamiento de la sociedad vasca y la espa?ola.

Fuimos transversales. Conectamos con muchos espectros de la sociedad espa?ola, vasca y latinoamericana. Somos un grupo vasco que ha viajado por el mundo, eso puede haber tendido puentes. Ahora bien, nunca hemos adoptado un papel conciliador.

En un cap?tulo recuerda el instante en el que descubre que, entre sus compa?eros, hab?a personas dispuestas a matar. ?C?mo lo digiri??

Es fuerte porque les pones caras, son reales. Quienes estaban dispuestos a asesinar hac?an vida normal con nosotros. Eso te cambia por dentro. As?, en funci?n de quien me lanzaba una amenaza, aprend? a diferenciar si era una bravuconada o no. Si te la dice alguien al que detienen luego por formar parte de un comando de ETA, no es una broma. Crec? en este ambiente, pero hay un momento en el que disocias lo que pasa y lo que sientes. Aprendes a convivir con el odio, a vivir alerta, por delante. No quiero darme ninguna importancia, lo que me pasaba a m? era com?n con los hijos de otros dirigentes del PP, PSOE y PNV. En los pueblos, el acoso y la violencia era a?n peor.

?En qué momento se deja de vivir con miedo?

No lo sé. El local de ensayo me daba alivio. Era un lugar en el que, cuando cerr?bamos la puerta, no entraba aquello que no quisiéramos. ?ramos nuestros jefes y profesores, no hab?a padres. Mand?bamos nosotros. Era un planeta donde el miedo se mitigaba. Un refugio.

?Hablaban de pol?tica?

S?, mucho. Y ten?amos una sinton?a parecida. Con ellos me di cuenta de que no miraban mis circunstancias, sino a m?.

?C?mo consigui? que el apellido no le pesase?

Fue un proceso gradual. Escuchar Benegas en la calle, sobre todo en la adolescencia, era una amenaza. A veces, incluso, hac?a como que no me enteraba. Seg?n el tono y d?nde lo gritaran, hab?a que ponerse en alerta o no. Lo que pas? es que el grupo empez? a hacerse m?s grande y, de inmediato, se asoci? a La Oreja de Van Gogh. A?n as?, durante los primeros a?os, no me sent?a del todo c?modo cuando me reconoc?an en la calle solo.

?En alg?n momento se plante? dar el salto a la pol?tica?

Mi madre no me hubiese dejado. Sin embargo, era estudiante de Derecho, iba a las juventudes socialistas, participaba en el activismo pacifista… la pol?tica siempre me ha interesado. No sé si hubiera tirado por ah?. Como la he conocido por dentro, no lo creo. Pero nunca lo sabré.

La primera vez que sal? con mi padre sin escolta ten?a 37 a?os: era un sensaci?n rara, como si se me hubiese olvidado algo

“Los miembros del grupo eran cercanos a esa ideolog?a, se consideraban etarras”: ?qué se le pas? por la cabeza con el bulo que les acusaba de apoyar a ETA?

Estamos presentando El viaje de Copperpot cuando empez? a difundirse a una velocidad brutal por email. Lleg? a Ayuntamientos que nos hab?an contratado para tocar y gener? dudas sobre si era bueno que el grupo fuera o no. De repente, me vi en la calle explicando que era mentira mientras me dec?a por dentro: “?Encima tengo que pasar por esto?”. La impotencia era total.

La organizaci?n terrorista anunci? el cese definitivo de su actividad el 20 de octubre de 2011. ?Recuerda aquel d?a?

Llamé a mi padre para preguntarle si se hab?a enterado. ?l hab?a estado en muchas negociaciones, fue un interlocutor clave. Conoc?a bien este mundo, que pod?a varias por muy peque?as cosas. Con su prudencia habitual, me dijo que ya ver?amos porque sab?a lo fr?gil que eran estos procesos. Esto no quiere decir que mi vida hiciera un click y listo. Empecé a vivir con una calma tensa. La primera vez que sal? con mi padre sin escolta ten?a 37 a?os: era un sensaci?n rara, como si se me hubiese olvidado algo.

?Por qué La Oreja de Van Gogh jam?s ha compuesto una canci?n en euskera?

No somos vascoparlantes. Como tampoco tenemos letras en inglés. Mi manera de expresarme es en castellano. No es por nada m?s. S?lo porque me expreso mejor as?.

Ahora que han pasado 16 a?os de la llegada de Leire a la banda, ?en alg?n momento se ha planteado hacer algo con Amaia?

La realizaci?n es buena, pero no tendr?a sentido. Tiene un punto demasiado comercial y nosotros no estamos ah?. Queremos seguir escribiendo canciones. Cada vez nos cuesta m?s, buscando las mejores palabras y melod?as.

Si tuviera que quedarse con s?lo una canci?n, ?cu?l ser?a?

La playa. Es redonda y el paso del tiempo le ha sentado fenomenal. Tiene un sonido Copperpot que s?lo pudimos alcanzar gracias a una falta de prejuicios y una frescura ?nica. 25 a?os después ser?a imposible hacer algo as?. Aquella inseguridad al grabarlas cre? algo especial. Rosas tiene algo épico porque, en los conciertos, la gente se queda cantando hasta el final. Es una pasada. Pero, por su sonido, aroma y esp?ritu, me quedo con La playa.



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