El 1 de septiembre de 2022 la sociedad argentina acarici? el precipicio. El fallido atentado contra la entonces vicepresidenta Cristina Fern?ndez de Kirchner estuvo a segundos de distancia de abrir un nuevo ciclo de violencia en un pa?s que se hab?a desangrado cuatro décadas atr?s y que, tras la dictadura militar, al recuperar las instituciones democr?ticas, rechaz? con vehemencia al crimen pol?tico como instrumento para resolver conflictos.

A un a?o y casi nueve meses de aquel intento de magnicidio comienzan este miércoles a ser juzgados Fernando Sabag Montiel, el ciudadano brasile?o que coloc? el revolver Bersa calibre 32 cerca de la sien de Fern?ndez de Kirchner y su exnovia, Brenda Uliarte, que es considerada coautora de la frustrada acci?n. El balazo no se materializ? por impericia del atacante. Sabag Montiel est? acusado de tentativa de "homicidio doblemente calificado por alevos?a".

Nicol?s Carrizo, en principio el "jefe" de la pareja, es por su parte juzgado como part?cipe secundario del atentado. Todos integran una banda conocida como "los Copitos" porque se hac?an pasar por vendedores ambulantes de algod?n de az?car en las inmediaciones del apartamento de la v?ctima.

El Tribunal Oral Federal 6 ver? desfilar casi 300 testigos, entre ellos custodios de la exvicepresidenta, simpatizantes suyos que estaban en el lugar de los hechos, peritos y psic?logos. Fern?ndez de Kirchner hablar? ante los magistrados Sabrina Namer, Adri?n Grünberg e Ignacio Fornari recién en agosto. El dictamen se conocer?a a fin de a?o. El tr?o podr?a recibir penas de 15 a?os de prisi?n.

El itinerario que llev? al falso terceto de vendedores de golosinas a imaginar el magnicidio a planificarlo ha podido ser dilucidado con ciertos detalles; las fotos que tomaron, las tareas de observaci?n que se asignaron y que contaron con la ayuda de una vecina de Fern?ndez de Kirchner. Su animosidad, tan propia de ese momento de Argentina, fue m?s fuerte que cualquier suspicacia y abri? las puertas de su casa a los conjurados para que realizaran supuestos trabajos menores de mantenimiento.

Pero, adem?s, la fiscal?a cuenta con las filmaciones contundentes de aquel minuto clave del 1 de septiembre de 2022, as? como de d?as anteriores. Los medios de comunicaci?n segu?an muy de cerca lo que suced?a frente al apartamento de Fern?ndez de Kirchner, ubicado en el cruce de las calles Montevideo y Juncal, en el coqueto y fuertemente antimperonista barrio de Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.

Los simpatizantes de la vicepresidenta realizaban constantes vigilias desde que, a fines de agosto de ese a?o, el fiscal Diego Luciani hab?a pedido una condena a 12 a?os de prisi?n por "asociaci?n il?cita y defraudaci?n al Estado". Para los kirchneristas, la l?der era objeto de una persecuci?n judicial con aroma a venganza pol?tica. Y lo expresaban en la calle.

"Estoy viva por Dios y por la Virgen"

Con ese trasfondo se lleg? a la noche del primer d?a de septiembre. La vicepresidenta arrib? a su casa procedente del Senado. Los militantes la esperaban con los rituales conocidos: cantos y consignas en su defensa. Ella descendi? del autom?vil. "Comienzo a caminar, saludo a la gente y muchos de ellos traen libros para que se los firme", cuenta. Fern?ndez de Kirchner intent? estampar un aut?grafo, pero el ejemplar se cay?. "Cuando me levanto, veo un tumulto de personas que agarran a una persona". En su momento no supo qué hab?a sucedido. "Cuando llegamos al domicilio y nos sentamos en el comedor diario, vimos las im?genes. Ah? me empiezo a enterar lo que hab?a pasado". Atribuy? a un milagro que no le hubiera explotado la cabeza. "Siento que estoy viva por Dios y por la Virgen".

Uliarte estaba cerca de Sabag Montiel. Cuando advirti? que el magnicidio hab?a fracasado, abandon? el lugar. Se escondi? en la casa de uno de los participantes del grupo. Al otro d?a dijo a la televisi?n que desconoc?a lo que hab?a hecho su novio. Las informaciones e im?genes que guardaba en su teléfono -algunas de ellas posando desafiante con un arma- terminaron por incriminarla. Matar a Fern?ndez de Kirchner era, para los organizadores del atentado, una necesidad de "limpieza".

Hac?a falta, dijo Uliarte "que corra sangre". Uliarte hab?a obtenido un arma y estaba dispuesta a disparar. "Me dan los ovarios para hacerlo". Se sum? a la vez a las acciones callejeras del grupo de ultraderecha Revoluci?n Federal y a otras facciones de conjurados. Carrizo, el jefe de los "Copitos", intent? hacer pasar todo como una broma. Los mensajes en su celular lo comprometieron. "Esto estaba planificado para dentro de una semana". Sabag Montiel hab?a hecho "todo mal". Las pericias psicol?gicas muestran al brasile?o como un hombre vanidoso y pedante, propenso al delirio y capaz de equipararse a Nelson Mandela.

La parte del iceberg

Los abogados de la expresidenta han sido muy cr?ticos del desempe?o de la jueza Mar?a Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos R?volo. Delante de sus ojos se borr? el teléfono del atacante que estaba supuestamente custodiado por la polic?a. Los letrados insisten a su vez en la necesidad de arrojar luz sobre las conexiones pol?ticas con el grupo de improvisados que quieren presentar como "locos sueltos".

Para uno de los letrados, Juan Manuel Ubeira, el intento de asesinato tiene "dos momentos distintos". El primero, la acci?n misma "est? acreditada de diferentes formas". Pero es apenas "la parte de un iceberg" que oculta "una serie de actividades previas a que Sabag Montiel sacara el arma" y que, para los abogados, son "objeto" de un "encubrimiento" que excede el papel que desempe?ar? el tribunal que juzgar? a "los Copitos".

Los abogados de Fern?ndez de Kirchner han reclamado, sin éxito, que sean investigados la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y quien era su mano derecha, el diputado Gerardo Millman. Recuerdan al respecto que dos de sus asesoras estuvieron en la oficina de Bullrich y ah? destruyeron sus teléfonos. "Pero nadie quiere avanzar sobre ese punto", dijo Ubeira en las v?speras del comienzo de las audiencias.

La propia Uliarte asegur? a través de una carta que su exnovio estaba relacionado con el legislador y, también, Revoluci?n Fenderal. Ese grupo, se pudo comprobar, hab?a recibido mucho dinero de Caputo Hermanos, una empresa familiar a la que est? vinculada Rossana Caputo, la hermana del actual ministro de Econom?a, Luis Caputo. Hab?an contratado a su referente, Jonathan Morel, como carpintero cuando, se?alan los letrados, "no sabe clavar un clavo".



Las expectativas de Fern?ndez de Kirchner son muy acotadas. "No hay ni habr? justicia, ni como acusada ni como v?ctima. Me quieren presa o muerta".



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