Son muchas las artistas que han apuntado la existencia de una doble vara de medir a la hora de juzgar los trabajos de ellas en contraposici?n con los de sus colegas hombres. Una mayor 'exigencia', un concepto seguramente poco cuantificable, pero obvio y s? muy perceptible en este contexto, persigue a las cantantes, que, adem?s de cumplir con su deber de mantenerse eternamente j?venes, tienen que proponer 'shows' ambiciosos, interpretar mejor, reinventarse y mantenerse pulcras para el gran p?blico y, ojo, la industria musical.

Esa 'exigencia' esconde por debajo "una cuesti?n estructural", se?ala Almudena Heredero, presidenta de la Asociaci?n de Mujeres de la Industria de la M?sica (MIM). Pues en este sector, hist?ricamente dominado por hombres, se manifiesta "muy claramente el profundo arraigo de la desigualdad de género que hay en nuestra sociedad, que tiene un origen social, educativo y cultural". "Eso tiene que ir cambiando desde el origen, la educaci?n, los medios, las casas, los colegios y la propia industria", sentencia Heredero.

Hace unas semanas, Aitana, quien ha dado un paso adelante natural en su carrera art?stica, manifest? su enojo por esta lupa inquisidora en un aplaudido discurso en la entrega de unos premios de la revista 'Elle'. "Una madura y mueve el culo de una forma que estar? bien para otras, pero que es impropio para m?. Resulta que por ser mujer todo est? sujeto a una especulaci?n", dijo la catalana, de 24 a?os, que también se?alaba las preguntas y las dudas que le hac?an llegar desde dentro del mismo oficio sobre sus aptitudes a la hora de crear canciones.

De alguna manera, sus palabras conectan con un mensaje que lanz? la gran diva pop de nuestro tiempo, Taylor Swift, que en su documental 'Miss Americana' (2020) dec?a: "Vivimos en una sociedad donde las mujeres artistas se desechan al cementerio de elefantes cuando cumplen 35. Todas somos juguetes nuevos durante dos a?os. Las artistas que conozco se han reinventado 20 veces m?s que ellos. Ten?an que hacerlo o se quedaban sin trabajo. 'Sed nuevas y j?venes para nosotros, pero solo de una forma, la que queremos. Y reinventaos, pero solo de una forma igual de c?moda. Y que sea un reto para ti, vivid un relato que nos parezca interesante y nos entretenga, pero no tanto como para incomodarnos'".

M?s all? del escenario

Esta 'exigencia' sobre el escenario, que no es m?s que desigualdad con origen en un machismo enquistado, se traslada, claro, a todas las capas de la industria de la m?sica, en trabajos con menos foco pero con igual o m?s discriminaci?n. Se puede corroborar con algunos datos que aporta el segundo Estudio sobre la Igualdad de Género en la Industria de la M?sica (2022) presentado por MIM, donde se expone, por ejemplo, que las mujeres del sector est?n m?s formadas que los hombres, pero que este nivel de formaci?n superior no se traduce en trabajos m?s estables o mayores ingresos. La brecha salarial, seg?n el informe, es de m?s del 20% y se se?ala también que hay ciertos roles que son desempe?ados en su mayor?a por hombres.

"Tanto verticalmente, en las jerarqu?as, como horizontalmente, en los distintos sectores, hay desigualdad. Y eso se refleja en el tratamiento que se le da a las artistas, que al final son para las que trabajamos", expone Heredero. "Hay pocas referentes en la industria. Si la industria no toma partido y empieza a ser igualitaria en todos los aspectos dif?cilmente se va a tratar a las artistas de la misma forma que a los hombres", a?ade la presidenta de MIM, que reivindica la importancia de poner en posiciones relevantes, de poder, a mujeres.

Seg?n Heredero, persisten un esqueleto de "la vieja escuela" desarrollado en los a?os 60 con "estructuras masculinas porque no se consideraba una industria adecuada para las mujeres". De eso se dio cuenta hace a?os Leonora Casacu, que fund? hace cinco a?os Ladradora, una agencia que "representa, desarrolla y promueve el talento femenino" y que tiene en su cat?logo artistas como Kitty10 y Kyne o la productora y dj Awwz. Una definici?n que ha evolucionado, cuenta, y que ahora concreta en la etiqueta FLINTA, acr?nimo que engloba a mujeres, lesbianas, intersexuales, personas no binarias, transgénero o agénero. Y se sigue dando cuenta Casacu cuando se topa con el machismo en el sector, sobre todo, en el directo. "En las salas gestionadas por promotores 'old school'", apunta.

Bien, Casacu, que ha tocado casi todos los palos del sector, trabajaba en un sello multinacional cuando decidi? crear su agencia. "Hab?a artistas que despuntaban con 18 a?os y fichaban por la discogr?fica, pero los se?ores de la industria no entend?an ni los c?digos ni el mundo en el que se desarrollaban estos proyectos. Ellas no ten?an un espacio en el que sentirse identificadas o escuchadas y que al mismo tiempo hubiese una profesionalidad para poder desarrollar su carrera. Faltaban m?nagers mujeres j?venes que conectasen con estos proyectos", explica. Ladradora, define, es una "familia, un espacio sano, seguro, donde se deja que sean ellas mismas".

Casacu apunta a la parte estética del trato desigual y la mencionada 'exigencia' a las artistas. "No deben envejecer, no deben tener arrugas... Y esto s? que es una lucha que va m?s all? de la m?sica, es en la vida. A la mujer se le exige estar perfecta siempre". También menciona que sobre el escenario hay diferencia entre géneros musicales. "En cuanto a propuesta escénica, hay una exigencia tradicional, sobre todo en el pop, que deben ser divas que bailen, canten, toquen la guitarra, hagan piruetas...", expone. Sin embargo, la fundadora de Ladradora manifiesta que en los artistas "hay diferencia entre lo m?s fresco con lo m?s viejo" y que, en todo caso, "las mujeres no deben bajar su nivel, sino los hombres subirlo". "Sobre todo, en el rap y el trap, donde a menudo salen solos... Y a lo mejor estas propuestas ya no valen, nos aburrimos", zanja.



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