Arranca la Grande Boucle en Florencia, cuna renacentista. Y es en la bella y pintoresca toscana donde Tadej Pogacar tratar? de renacer en la carrera ciclista por excelencia. La que m?s adeptos arrastra a sus carreteras. La que m?s siestas estivales rompe. La que se le ha resistido en las dos ?ltimas ediciones. El balc?nico llega a la cita con la barriga llena tras una primavera inmaculada, rosa y coronada con el trofeo ‘Senza Fine’ del Giro de Italia, primera grande de la temporada.

Saciado de t?tulos, pero hambriento de Tour, miel que no paladea desde 2021. Perder no va con el car?cter de los Balcanes ni se conjuga en el diccionario del genial ciclista de Komenda. Y es que el can?bal esloveno ha encontrado la horma de su zapato en la fr?a Escandinavia. En un pescadero que se levantaba a las 5 de la ma?ana para sufragarse sus primeras bicicletas. Un Jonas Vingegaard que le ha arrebatado la gloria, luciendo de amarillo con el Arco de Triunfo a sus espaldas en 2022 y 2023. Este a?o la fotograf?a final no ser? en Par?s sino en la costera Niza por exigencias ol?mpicas.

De igual a igual, Vingegaard no tiene nada que envidiar a ‘Pogi’, la carretera as? lo ha decretado. Sin embargo, el n?rdico llega a Italia sin apenas kil?metros de competici?n en sus piernas. El tortazo descomunal que sufri? en la Itzulia le llev? al hospital con contusi?n pulmonar, neumot?rax y rotura de clav?cula. Combo tremendo. Una ca?da violenta en la que llegaron a temerse consecuencias mayores. Desde entonces, recuperaci?n, preparaci?n en altura y rodillo, mucho rodillo.

Habr? que ver c?mo llega el danés, porque Pogacar no va a tener piedad de él si el cuerpo se lo permite. Y parece que el campe?n esloveno empezar? en Florencia con un pico de forma que asombra al propio corredor: “Nunca me he sentido tan bien sobre una bicicleta”.

El ciclismo, huérfano de ?dolos durante muchos a?os por motivos turbios, ha encontrado en estos veintea?eros a dos deportistas de raza, a la antigua usanza. La afici?n les venera por sus gestas y han elevado al deporte de las dos ruedas a otro nivel. Al nivel de los escogidos para la historia. Estamos ante un Messi-Cristiano. Un Larry Bird-Magic Johnson. El Karpov-Kasparov de esta década. Sus nombres permanecer?n ya ligados de por vida. No podr? recitarse uno sin que el otro emerja de carrerilla. Es el Tour del desempate.



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