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منتديات اغليتك منتديات عامة اخبار اوربا Pogacar hace saltar la banca del Tour en el Galibier
Reem Senior Member

Las caras, esas caras que siempre observaba Miguel Indur?in antes de ordenar a los suyos que aceleraran en las monta?as. La de Tadej Pogacar, en la meta de Valloire, es la de un tipo en furia, encendido, feliz, que chilla casi para hacerse o?r entre el estruendo general. Gana y se viste de amarillo. Vence y somete a todos. Aplica su guion y el resto baja la cabeza. Mira a su alrededor y comprueba que tiene un equipo intratable con Juan Ayuso, que pena que sea gregario, como principal abanderado de los suyos.

La de Jonas Vingegaard, en el mismo entorno de Valloire, es un poema. Hasta Carlos Rodr?guez, que cruza la meta a su lado, le da una palmada para animarlo. Jam?s se le hab?a visto expresi?n tan preocupante: no tiene equipo, sobre todo porqueWout van Aertanda renqueante por culpa del casta?azo que se dio el domingo camino de Bolonia. El golpe de Pogacar sobre su rival danés ha sido doble: deportivo y psicol?gico; suerte que el astro danés tiene ahora dos d?as de recuperaci?n antes de enfrentarse a una contrarreloj que, como le atormente, acabar? de encender todas las alarmas en el Visma.

A Pogacar sobre el podio se le ve sonriente, denota felicidad, poder?o, energ?a por todos lados. Ha realizado una fant?stica exhibici?n, una lecci?n de t?ctica y fortaleza del UAE, su equipo, que no est? al alcance de ninguna otra escuadra rival, los que miran y tratan de administrar pérdidas.

Nada se improvisa

No hay nada improvisado en la escuadra de Pogacar. “Buen trabajo, chicos. ?Sensacional!”, escuchan los corredores desde el pinganillo. Si fuera un partido de f?tbol habr?an ganado por goleada. Hace meses que han estudiado las etapas claves del Tour. Al contrario de lo que le ha sucedido al Visma, los genios de la estrategia, ellos han podido concienciar a sus ciclistas, administrarles el trabajo, decirles c?mo, cu?ndo y d?nde tienen que marcar un ritmo que elimina a la mayor?a de los rivales: Simon Yates, Carapaz, Mas, Bilbao, Bardet, Bernal, Ciccone y Jorgenson, el brazo protector de Vingegaard en la monta?a.
En invierno y en primavera, mientras el UAE prepara el Tour a conciencia, cuando ya tienen claro, sin rivales consistentes, que el Giro ser? una especie de entrenamiento para la ronda francesa, el Visma visita m?s los servicios de urgencia hospitalarios y hasta los quir?fanos que la sala de las estrategias. No s?lo se les rompe el equipo, se les fastidia el l?der. Desde marzo han tenido que ir improvisando los gregarios del danés sin saber si podr?a correr el Tour. El colmo llega la misma semana del viaje a Florencia. Sepp Kuss, el mejor ciclista para la monta?a, no se recupera del covid pillado en el Dauphiné.

Trabajo perfecto

En cambio, el UAE ya prepara la t?ctica para el Galibier, la primera gran monta?a, que casi llega con las s?banas pegadas en el desayuno del Tour. Deciden la f?rmula para iniciar el desgaste de los rivales. Primero tiene que actuar Marc Soler, luego Pavel Sivakov, a continuaci?n Adam Yates y después, a relevos, Joâo Almeida y un robusto Ayuso, con hambre canina para destacar en el Tour.

El trabajo estructurado sale a la perfecci?n para que Pogacar haga lo decidido, que ataque en el ?ltimo kil?metro de subida con todos los rivales lanzando espuma por la boca y se arroje sin temor en la bajada a Valloire, hacia la victoria. Ataca y s?lo le responde Vingegaard que sufre el episodio del querer y no poder y la misma sensaci?n de miseria que han notado todos los que este a?o han tratado de contrarrestarlo. Es imposible seguirlo. Por eso, el golpe a Vingegaard en el Galibier es mucho m?s duro que los 37 segundos cedidos en Valloire.
Ayuso da el ?ltimo relevo a 800 metros del Galibier y es la se?al para que explote Pogacar. Vingegaard se le engancha como una lapa a una roca. Evenepoel quiere y no puede. El resto ni lo intenta. Pero Pogacar no para, no pide relevos a Vingegaard como pas? en Bolonia. Va a machacarlo, a hundirlo. A 500 metros pierde la rueda; primero son apenas 20 metros. Ya no lo vuelve a ver porque en el descenso Pogacar se lanza como un poseso, a 90 por hora, y Vingegaard revienta hasta comprender que es mejor dejarse pillar por Rodr?guez, Ayuso (qué gran pareja espa?ola), Roglic y Evenepoel, que enlaza con ellos.

Llega esprintando, con esa cara de comerse el mundo tan diferente a Vingegaard que parece un boxeador cuando se levanta de la lona después de ser noqueado. “Estoy super feliz por lo que el equipo y yo hemos hecho en esta etapa. He logrado una de las cinco mejores victorias de mi carrera. No sé c?mo ir? el Tour, pero es uno de mis grandes triunfos. Ha sido una locura”, confiesa Pogacar tras la exhibici?n. Nada que a?adir, se?or?a.

Las clasificaciones.



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