Los ciclistas que no se jugaban nada ve?an pasar cohetes, bolas humanas que les pon?an la piel de gallina. Eran las 11 de la ma?ana y los héroes del Tour ya estaban en la carretera entrenando con las bicis de contrarreloj. Unos corr?an para reivindicarse a s? mismo y los que se asustaban por la velocidad de los astros para cubrir el expediente. S?lo uno intentaba lo que consigui? a medias, pese a su gran actuaci?n, asestar una pu?alada tremenda a la general del Tour.

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Remco Evenepoel, a eso de la 1 de la tarde, permanec?a encerrado en el interior del autocar de su equipo. Los directores estaban con el ordenador abierto cuidando que no se les escapara un solo detalle, que si el viento, que si el calor, mientras el pr?ncipe Alberto de M?naco se paseaba por la salida rodeado por toda la seguridad del Tour.

El Visma hab?a convertido su refugio de la salida en un b?nker donde nadie ajeno al equipo se pudiera acercar. A Jonas Vingegaard no se le ve?a ni por asombro. Los auxiliares del UAE com?an r?pido mientras Marc Soler charlaba con la familia. Nervios por todas partes, mucho m?s que en una etapa de monta?a. Pogacar, de amarillo, saludaba a Evenepoel, de blanco. Se tocaban los nudillos de las manos y hablaban como si en vez de disputar una ‘crono’ hubiesen quedado para tomar una cerveza. Vingegaard ya estaba en acci?n y también Primoz Roglic para enga?ar a los que creen que no est? corriendo el Tour.

Algo en el ambiente, después de tres horas insulsas de contrarreloj, indicaba que iba a vivirse algo grande, brutal, sensacional, una de las contrarrelojes m?s disputadas entre varios corredores que se recuerdan en los ?ltimos a?os. Cuatro ciclistas contra el resto del mundo. Pogacar para golpear otra vez la general, como hizo en el Galibier;Evenepoel para demostrar que hoy por hoy es el mejor contrarrelojista del mundo con una victoria fant?stica entre los vi?edos de Borgo?a; Roglic para dejar claro que él también existe y que si comenz? apagado en Italia ya empieza a encender la llama en el Tour.

?Y Vingegaard? Ojo al danés porque ni en el mejor de los sue?os, después de tres meses de convalecencia por el accidente del Pa?s Vasco, pod?a pensar que el d?a después de la contrarreloj borgo?esa estar?a a 1.15 minutos de Pogacar con todos los Pirineos y los Alpes de la tercera semana en el horizonte. Hay Tour, hay espect?culo, hay un dominador claro llamado Pogacar pero sabe que la revuelta, una revoluci?n a dos ruedas, puede estallar en cualquier momento, aunque el domingo sea el favorito entre las estrellas para salir triunfante de la cita con el gravel de la ronda francesa.
Que ganase Evenepoel no fue una sorpresa porque es el campe?n del mundo de la especialidad. Que Pogacar marcase el mejor tiempo detr?s del fen?meno belga entraba en las previsiones, pero que Roglic y Vingegaard, por orden de tiempo (tercero y cuarto de la etapa), plantasen cara fue un plus extra de espectacularidad a una contrarreloj magn?fica, donde, eso s?, los ciclistas espa?oles mantuvieron un papel discreto: Juan Ayuso, al final, se tuvo que reservar pensando en Pogacar para que sus piernas no lleguen el domingo con los m?sculos vac?os a los repechos de tierra programados y Carlos Rodr?guez ya hizo mucho al tratar de que no le cayera una minutada en terreno adverso y a la espera de la monta?a.

“?Eres el m?s r?pido! ?S?per, super, campe?n!”, le chillaban a Evenepoel que cuando llegaba al lugar escogido para destrozar la contrarreloj, en los ?ltimos 5 kil?metros, pens? que le fallaba la bici; p?nico porque cre?a que iba pinchado. “?Ruedas muy bien, ruedas muy bien!”, animaban a Vingegaard, super r?pido y convencido de que estaba haciendo una contrarreloj buen?sima. “?Posici?n aéreo, venga que vas bien!”, le gritaban a Roglic que llegaba a la meta extenuado, cayéndole la baba, agotado pero convencido de que no hab?a dicho su ?ltima palabra en este Tour.

“Me perturbé un poco en el repecho, no ten?a los tiempos exactos de los rivales, pero me recuperé en la bajada a meta. Estoy contento pero agotado”, reconoci? Pogacar que perdi? 12 segundos con un Evenepoel plet?rico que logr? su primera victoria en el Tour saliendo de la trinchera en el campo de batalla de una contrarreloj fant?stica.



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