Me cuentan que cuando por la megafon?a del Road Show Barcelona F1 se pregunt? a los asistentes cu?ntos de ellos ten?an entradas para acudir al GP en el Circuit apenas un 1% levant? la mano.

Bueno, pues de eso se trataba. De acercar la F1 a la gente, de llevar el esp?ritu de la carrera hasta el centro de una ciudad que, si antes vivi? de espaldas al mar y hasta no hace tanto también al deporte en general y al motorsport en particular, ahora lo abraza y lo hace suyo.

Respeto el derecho a quejarse de mucha gente contraria a los valores de un acto que dur? poco m?s de una hora. Entiendo que haya quien crea que hacer donuts en el Passeig de Gracia pueda parecerles hortera y poligonero.

Pero no nos equivoquemos. El apellido del evento lo dejaba claro: show. Porque de eso se trataba, de dar espect?culo.

Es cierto que lo que hubo tiene poco que ver con un GP de F1. Pero la intenci?n de quienes lo promov?an no era dar un “tasting” del GP, ni mucho menos, sino aportar una nota de color al desarrollo de la cita.

Nunca llueve a gusto de todos, y los puristas han denostado el “show” como también han criticado que en la Fan Zone de plaza Catalunya hubiera poco de nuevo comparado con ediciones anteriores y, sobretodo, escaso contenido con sustancia real de carreras como hab?amos vivido en el Port Vell.

Pero la importante inversi?n realizada para todo esto no ten?a por objeto contentar a los petrolheads, sino “viciar” a quienes a?n no conocen lo que es la F1 para que alg?n d?a -ojal?, tal vez- decidan pasarse por Montmel? como tantos y tantos de mi generaci?n nos enganchamos en Montjuic a este deporte. Deporte, s?. Y con may?sculas.

El objeto era convencer a Liberty Media para la extensi?n del contrato vigente m?s all? del 2026.

S?lo entonces, si llega -o no- la esperada renovaci?n, podremos catalogar de éxito o de fracaso tanto dinero invertido, tanto trabajo realizado, para un rato de una tarde de miércoles que indudablemente también hizo felices a miles de personas. Y eso tal vez no tenga precio.

Pero las declaraciones posteriores de Stefano Domenicali no invitan al optimismo. La reconocida dificultad de albergar dos carreras al a?o en un mismo pa?s no allana el terreno ni enmascara el buen trabajo que también han hecho desde Madrid.

Y los comentarios del italiano sobre la continuidad de la F1 en el Circuit, tanto en p?blico como en ?mbitos m?s reducidos, no me parecen -de momento- un buen combustible para mantener la llama de la ilusi?n. Ojal? me equivoque.

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