Qué duro es sentirse acorralado, en el Tour y en la vida misma. Son instantes, minutos o kil?metros que duran una eternidad, donde es mejor no entrar en p?nico, conservar la calma, mirar el jersey amarillo que se lleva puesto y serenarse, aunque se escuchen por la radio las palabras desesperadas del director, que trata de llamar la atenci?n, remediar lo irremediable y preguntar a los gregarios qué hace tan solo Tadej Pogacar rodeado de m?s enemigos que el general Custer al frente del séptimo de caballer?a.

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La sexta etapa pudo convertirse en una encerrona para Pogacar. Sucedi? en el d?a m?s llano de este Tour. Tan claro era que todo acabar?a en un esprint, en este caso con triunfo del neerlandés Dylan Groenewegen, que nadie intent? una escapada, aunque fuese para conseguir unos minutos de gloria en la tele camino de Dijon, tierra de mostaza y caracoles.

Hab?a una alerta. Todos avisados, algo puede ocurrir y hay que rodar con las orejas tiesas. ?El viento! Lo sab?an del primero al ?ltimo, los que se juegan la general y los que ya empiezan a hacer c?lculos para llegar a Niza. El viento soplar? de lado cuando queden 80 kil?metros. Y fue all?, cuando se mov?an las banderas de los aficionados y la vegetaci?n que ve?an los ciclistas, donde el Visma resucit? de entre los corredores. Que no estaban tan muertos como dieron la impresi?n en el Galibier. Hay que aprovechar cada dicha que te da el Tour porque nunca sabes lo que puede suceder al d?a siguiente. Todos delante; el primero, Christophe Laporte, que antes era un animal de los esprints y ahora se ha convertido en el principal protector de Jonas Vingegaard cuando la carretera es llana. Y, por fin, Wout van Aert, al frente de la compa??a.*

El pelot?n se pon?a a 67 por hora, cabezas agachadas. La se?al de cortar a los despistados, a los que iban rezagados. Todo el Visma delante, a ver qué pasa, mirando por el rabillo del ojo que Vingegaard, avisado por supuesto de la estrategia de sus compa?eros, estuviese siempre en el sitio que ten?a que estar.*

De repente, Pogacar se vio m?s solo que la una, como si fuese un pulpo en el garaje del Tour. Tiraba todo el Visma, los rivales del Soudal (Remco Evenepoel), del Ineos (Carlos Rodr?guez) o del Red Bull, como ahora hay que llamar al conjunto Bora (Primoz Roglic), ten?an corredores al lado del l?der. De golpe, el UAE hacia aguas, el mismo bloque que hab?a entusiasmado en el Galibier, el que hab?a demostrado que era un conjunto incuestionable, duro como el roble y con tal superioridad hasta el punto de que se pensase que, si fallaba Pogacar, algo dif?cil de asumir en estos momentos, ten?an recambio, principalmente con Juan Ayuso y Joâo Almeida.
Fueron 14 kil?metros de persecuci?n entre el primer pelot?n del que tiraba el Visma, principalmente Laporte, y el grupo perseguidor donde iba todo el UEA salvo el jersey amarillo. Porque no tener compa?eros al lado, a no ser que vayas fugado en solitario o con alg?n rival de la general, es un riesgo demasiado grave, sobre todo cuando quedan kil?metros para meta y puede ocurrir cualquier contratiempo, desde una aver?a mec?nica, una ca?da o de nuevo que los contrincantes desentierren el hacha de guerra si vuelve a soplar el viento con fuerza. Lo solucion? Pogacar, pero fue un susto, como una pesadilla nocturna que te despierta y te agita en la cama, antes de la contrarreloj de este viernes por tierras de la Borgo?a.

Porque ahora a Pogacar, a Evenepoel, a Vingegaard, a Rodr?guez, a Roglic, a Ayuso, aunque juegue el papel de ciclista de reparto en el UAE, les aguarda la primera contrarreloj, un d?a en el que muchas veces se toman m?s diferencias que en una etapa brusca de monta?a. Ser?n 25 kil?metros porque en 2024 nunca se alcanzan esas distancias que enloquec?an a Miguel Indur?in y lo convert?an en un mito del crono cuando se exhib?a en Luxemburgo o Bergerac.*

Con 25 kil?metros, a 14 etapas de acabar la carrera, todo un mundo, no se deber?a romper la general como hubiese sucedido con los 50 o 60 kil?metros del siglo pasado. Pero es un kilometraje que sirve para que Pogacar vuelva a sacar la motosierra, o para que Evenepoel demuestre por qué es el campe?n del mundo, o Roglic el ol?mpico, aunque ?ltimamente no le est?n saliendo las ‘cronos’ de antes.*

Ser? un d?a para recuperar las emociones fuertes tras dos d?as de esprint, dos etapas en las que todos sab?an que acabar?a en un llegada masiva salvo que el viento se volviera rebelde.*



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