?C?mo es posible que los miles de asistentes al c?nclave de la ultraderecha en Madrid del pasado mayo aplaudieran a la vez un discurso en que el argentino Javier Mileidefend?a la reducci?n del Estado y la privatizaci?n de lo p?blico, y a la francesa Marine Le Pen, que propone m?s proteccionismo econ?mico para las empresas francesas? ?O al h?ngaro V?ktor Orb?n, que ha sido la piedra en el zapato de la UE por su visi?n favorable de la Rusia de Putin, y al polaco Mateusz Morawiecki, pro-ucraniano y otanista hasta el tuétano?

No hay una, sino muchas ultraderechas en el mundo. “No existe una internacional de extrema derecha, si por eso entendemos una red organizada con un centro de decisi?n, una jerarqu?a y una base ideol?gica com?n”, apunta a El Peri?dico de Espa?a, del Grupo Prensa Ibérica, el polit?logo Jean-Yves Camus, analista del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de Par?s y autor de ‘Las extremas derechas en Europa’. Lo que hay, eso s?, son muchos intentos de coordinar a todos esos partidos para acabar con el enemigo com?n del socialismo, la progres?a y el globalismo. Los republicanos estadounidenses organizan la Conferencia Pol?tica de Acci?n Conservadora (CPAC) donde asisten los grandes l?deres globales de ultraderecha. Vox hizo lo propio con la convenci?n Europa Viva 24. Hay otros c?nclaves, como el Foro de la Familia…


Tratan de aprovechar la incercia del ascenso de los partidos de la derecha radical. En las ?ltimas elecciones europeas dieron la campanada, llev?ndose uno de cada cuatro esca?os del pr?ximo Parlamento Europeo. Alternativa por Alemania (AfD), partido de or?genes neonazis, qued? segunda fuerza, por encima de los socialdem?cratas. El Partido de la Libertad de Austria (FPO), con lazos estrechos con la Rusia de Vlad?mir Putin, fue primero en su pa?s. Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen humill? al de Emmanuel Macron y le dobl? en votos, forzando un adelanto electoral, con una propuesta proteccionista, nacionalista y anti-inmigraci?n. Otros subieron menos de lo esperado, como Vox en Espa?a, o incluso cayeron, como los xen?fobos n?rdicos Partido de los Finlandeses, Dem?cratas de Suecia o Nueva Derecha.

“Lo que les une a todos es que se definen como patriotas de una naci?n que entienden como una esencia que pertenece al grupo nativo”, apunta Guillermo Fern?ndez-V?zquez, autor del libro ‘Qué hacer con la extrema derecha en Europa’ y profesor de Ciencia Pol?tica en la Universidad Carlos III de Madrid. “Hablan de la patria como de una casa: algo que se hereda de los padres y que hay que cuidar y legar a los hijos. Y en la que no se deja la puerta abierta: puede haber invitados o huéspedes, pero hay que defenderse de los intrusos”. La lucha contra la inmigraci?n ilegal y la islamofobia est?n en el centro de casi todos los movimientos ultraderechistas en auge, desde el nuevo Partido Republicano estadounidense de Donald Trump al Partido por la Libertad del holandés Geert Wilders, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o el espa?ol Vox.


El ex eurodiputado de La Izquierda Miguel Urb?n a?ade otro factor de semejanza, una suerte de propuesta de vuelta a un pasado mejor. “Les une un reaccionarismo que quiere volver al pasado seguridades conocidas en el que no exist?a el cambio clim?tico, se pod?a gastar toda la gasolina o el pesticida que se quisiera, no se cuestionaba el género y las clases medias no estaban precarizadas”, afirma el también autor del libro ‘Trumpismos: Neoliberales y Autoritarios’. “Y proponen recetas pasadas para evitar que se llegue a un mundo futuro que dibujan como inseguro y dist?pico”.

Diferencia 1: M?s Putin o m?s atlantismo

Los lazos de varios de los partidos m?s importantes de la ultraderecha con la Rusia de Vlad?mir Putin han sido muy profundos. El ejemplo emblem?tico es el Partido de la Libertad de Austria (FPO). Dos a?os después de la anexi?n ilegal de Crimea por Rusia, el FPO firm? un acuerdo de colaboraci?n con el partido de Vlad?mir Putin, Rusia Unida. Lo mismo hizo la Liga Norte, cuyo l?der, Matteo Salvini, lleg? a lucir con orgullo en los m?tines camisetas del l?der ruso. El h?ngaro V?ktor Orb?n, del Fidesz, ha bloqueado o licuado muchos de los paquetes de sanciones de la UE contra Rusia. Le Pen, por su parte, acudi? a un banco ruso cercano al Kremlin para obtener un crédito de nueve millones de euros, después de que se lo denegaran las entidades financieras francesas. Ideol?gicamente, muchos de esos partidos se sienten pr?ximos al conservadurismo social de ra?ces cristianas que promueve Putin.



Pero la invasi?n rusa de Ucrania de 2022 oblig? a muchos de ellos a reposicionarse sutil y gradualmente, o a esconder su cercan?a ideol?gica al Kremlin. Es muy dif?cil gobernar un pa?s de la UE y ser muy cercano a un l?der que muchos consideran la principal amenaza geopol?tica para la estabilidad del continente.

La italianaGiorgia Meloni, fen?meno en la ultraderecha europea porque dirige la tercera econom?a de la eurozona, se ha posicionado claramente en el atlantismo y con la OTAN y Bruselas. Ha firmado un acuerdo de seguridad con Kiev y ha dado el visto bueno al env?o de miles de millones a Ucrania para defenderse de la invasi?n rusa. Otros, como los ultras polacos, han estado siempre de ese lado, entre otras cosas porque comparten frontera con Rusia y estuvieron bajo el yugo de la Uni?n Soviética cuyo esp?ritu imperialista quiere resucitar Putin.

“Creo que la cuesti?n geopol?tica es lo que m?s separa a los distintos partidos de ultraderecha, en funci?n de su mayor o menor grado de atlantismo y pro-rusismo, y eso les impide formar un grupo m?s homogéneo dentro del Parlamento Europeo”, opina Fern?ndez-V?zquez. El Grupo europarlamentario de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), incluye a Vox, Hermanos de Italia, el polaco Ley y Justicia (PiS) o Dem?cratas de Suecia, entre otros. Todos atlantistas. El de Identidad y Democracia, con Reagrupamiento Nacional, el FPO o el Partido por la Libertad holandés, promueven una posici?n menos cercana a Washington. El tercer grupo lo formar?n los alemanes de AfD con partidos menores como el espa?ol Se Acab? la Fiesta, seg?n informa Der Spiegel.

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El l?der de Vox, Santiago Abascal, cede el paso al presidente argentino. | Efe MADRID, 19/05/2024.- El l?der de Vox, Santiago Abascal (i), junto a Javier Milei (d), presidente de Argentina, tras su intervenci?n en la convenci?n pol?tica de Vox "Europa Viva 24".
EFE
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El argentino Javier Milei es claramente pro-ucraniano. Ha recibido de Volod?mir Zelenski la Orden de la Libertad. Esto no es menor, en un contexto regional de l?deres como Luiz In?cio Lula da Silva que promueven una cierta equidistancia negociadora.

Y luego est?Donald Trump,que consigui? la presidencia en unas elecciones de 2013 ensombrecidas por la interferencia rusa y que sufri? un proceso de destituci?n (impeachment) por presionar al presidente ucraniano durante su presidencia. El mismo que amenaza con que Estados Unidos abandone a sus socios de la OTAN en caso de ataque ruso y habla maravillas del presidente Putin.

Diferencia 2: Liberalismo contra proteccionismo

La ultraderecha europea es esencialmente proteccionista y aplica el nacionalismo y el populismo econ?mico en sus programas, aunque con matices y luchas internas.

La m?s emblem?tica es la de Vox. El representante del ala m?s liberal en lo econ?mico del partido, Iv?n Espinosa de los Monteros, sali? tras lo que se interpret? como un pulso interno con Jorge Buxadé, que representa las ra?ces m?s “filo-falangistas” del partido, en palabras del economista Juan Ram?n Rallo.



En la misma l?nea, Hermanos de Italia, por ejemplo, ofrece un mensaje de nacionalismo econ?mico que combina neoliberalismo con proteccionismo. Menos impuestos y, a la vez, m?s inversiones en infraestructuras. Pero, sobre todo, defensa desde el Gobierno de las empresas italianas frente a las internacionales. Una protecci?n que también es clave en el programa de la francesa Marine Le Pen, cuyo delf?n, el joven Jordan Bardella, puede convertirse en el pr?ximo primer ministro de Francia. Quieren llevar a cabo un plan de reindustrializaci?n con un “Estado-estratega” que privilegie la econom?a real frente a las finanzas especulativas. En la derecha m?s extrema, el AfD alem?n propone directamente romper con el euro y crear un salario m?nimo.

“Hay una novedad, y es que Javier Milei est? marcando tendencias con su discurso, ya no es un verso suelto: sus ideas est?n ganando peso sobre las m?s estatistas que dominaron en la década pasada por el contexto internacional de recortes y crisis, de un Estado que te encierra en casa por la pandemia y te fr?e a impuestos”, argumenta Fern?ndez-V?zquez.

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Giorgia Meloni, primera ministra de Italia.
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“No hay mucho en com?n entre Marine Le Pen, que quiere un Estado intervencionista, y el libertario Milei. Los populistas escandinavos quieren mantener un modelo social que proteja a las personas mayores y a los trabajadores, siempre que no sean extranjeros”, a?ade Camus. “Los partidarios de la ideolog?a libertaria son pocos y los que existen en la Rep?blica Checa o Polonia (dentro del partido Confederaci?n) o en los pa?ses b?lticos se deben principalmente a que, para ellos, cualquier pol?tica redistributiva del Estado, cualquier limitaci?n de la competencia, les recuerda a “socialismo”, es decir, comunismo”.

Diferencia 3: Conservadurismo social con matices

El nivel de conservadurismo moral distingue también a la ultraderecha global. Alice Weidel, l?der de Alternativa por Alemania, es lesbiana. Pim Fortuyn, el pol?tico holandés islam?fobo asesinado en 2002, fue el precursor de la ultraderecha de Pa?ses Bajos que ahora es mayoritaria. El partido de Marine Le Pen es la opci?n preferida para la comunidad LGTBI en Francia. El 22% de los encuestados votar?an por Reagrupamiento Nacional, seguido del 19% que lo har?a por el de Emmanuel Macron. La misma Le Pen da libertad de voto a sus diputados en los temas de ideolog?a personal, como cuando se vot? la inclusi?n del aborto como derecho constitucional. Hay quien dice que da una imagen feminista.



Lo mismo ocurre con los populistas de derechas del norte de Europa. Son laxos en el matrimonio homosexual o temas sociales como el aborto. Eso los distingue claramente de partidos en los que la familia tradicional est? en el centro, como los de Meloni, Vox o el PiS polaco.

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Marinne Le Pen.
EFE
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Milei en este sentido es una anomal?a liberal. Ha prohibido el uso del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género. Est? a favor de la venta de ?rganos propios, pero en contra del aborto. Es m?s bien un paleolibertario, una ola pol?tica de los ochenta en Estados Unidos que quer?a unir libertarios y conservadores.

“Lo que une a todos estos nacionalistas antiliberales es precisamente el nacionalismo, la oposici?n a la inmigraci?n no europea, a la sociedad multicultural, la creencia de que hay un choque de civilizaciones con el Islam y, en muchos casos, pero no en todos, un conservadurismo social (oposici?n a los derechos LGTB, al wokismo, limitaci?n de los derechos de las mujeres)”, concluye Jean-Yves Camus. “Pero cuanto m?s poderosos se vuelven los partidos de extrema derecha, m?s abandonan la ideolog?a y m?s abarcan”. Los partidos de ultraderecha global est?n ideol?gicamente en movimiento.



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